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luciernaga

Menú del día: Lorca.

30/09/02

Hay una niña de dorados cabellos y ojos tan grises como la pena que llora cerca de la fuente de las lágrimas. Sostiene, con su mano derecha, un libro de poemas, y con su mano izquierda, el recuerdo del poeta. La niña de los labios de sabor a fresa canta una triste melodía que recuerda aquella madrugada fría y yerma en la que se rompió la pluma, se secó la sangre, le cerraron los ojos y se apagó la luz del mundo.
Tras la niña de corazón tan blando como la espuma y de manos tan finas como la seda, un hombre con busto de violín toca en silencio el miedo interno del poeta.
En la ventana, una anciana tiende las sábanas que ha mojado con sudor y pena el hombre que tantos años vivió con ella. Y en la plaza, niños soplan con fuerza sus trompetas, de las que no salen más que letras, muerte, poesía, silencio...
Ya despierta la vida, ya se acabó la noche.
Rosita, la niña, se vuelve, de nuevo, soltera a su casa. El violín se casó con una zapatera prodigiosa, la anciana celebró sus tan esperadas bodas de sangre, y los niños vuelven a tener pesadillas con el maleficio de las mariposas. Y en todos los balcones cuelga la bandera de Mariana Pineda. Y todos gritan:
Somos libres, libres, al fin, para soñar. Y nadie les cerrará los ojos ni se romperán sus plumas, ni se secará la sangre de más poetas...

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